Es difícil captar la historia de vida de un hombre que llegó a la edad de ochenta y siete años en unas pocas frases.
Roberto Huerta Vasquez nació un Jueves soleado el 6 de Julio de 1933 en Puruandiro, Michoacán, México. Sus padres Enrique Huerta ☨ y Norberta Vasquez ☨. Él era el segundo de ocho hijos (Audel, Roberto ☨, Enrique, Joaquin ☨, Salud, Luz Maria, Elida y Lupe). Sus amigos le llamaban, "Carioca" porque en una ocasión cuando jugaba fútbol le preguntaron de dónde era y el por ocurrente dijo que era de Brasil. Para sus nietos y bisnietos él era, "Papi Niño."
Algunos de los trabajos que realizó fueron de almazen, de locutor de radio (tocando música romántica y leyendo poesías), taxista, repartidor de gas y de obrero en Graphic Prints al lado de algunos de sus hijos e hijas. Las cosas que le gustaban a Roberto incluían ciclismo, boxeo, béisbol, fútbol, crucigramas, la poesía, escuchar música de sus tiempos, y leer.
En July de 1974 su esposa Esperanza ☨ (la cual conoció cuando él solo tenía 15 años) se reunió con él en Los Ángeles junto con sus ocho hijos (Roberto, Gerardo ☨, Victor Hugo, Sonia, Arturo, Elsa, Adriana y Enrique). Esta decisión no solo cambió su vida sino la vida de sus hijos, y los hijos de sus hijos y las generaciones que seguirán. Por seguro no fue fácil dejar atrás a su madre y hermanos. Pero Roberto siempre cuido de su madre aun de lejos. Él siempre estuvo dispuesto a dar a los demás incluso de lo poco que tenía.
Los Domingos ocupan un lugar especial en el corazón de la familia al recordar la rutina de Roberto: se levantaba temprano, recogía el periódico, se dirigía a la carnicería de su amigo, compraba mucho pan dulce para que todos comieran, disfrutaba del fútbol y de la visita de sus hijos y nietos.
Los últimos años fueron un poco difíciles para Roberto. El mismo hombre que podía recordar historias que se remontan a su infancia ya no podía recordar lo que sucedía en minutos o, en ocasiones, incluso no reconocía a sus propios hijos. Fue difícil presenciar la progresión de su demencia y la forma en que afectó su personalidad. Sin embargo, hubo momentos en los que recordaría y esos serán apreciados para siempre. Sus últimos días los pasó rodeado de sus hijas, nietos y bisnietos.
Descansa en paz Papi Niño. Sabemos que estás feliz de encontrarte de nuevo con el amor de tu vida, Mami Tita.